jueves, 27 de diciembre de 2012

Undefined

Vamos, ambos sabemos que esa decisión tan madura y adulta que tomamos no es más que un tire y afloje a ver quién aguanta más antes de dejarse caer. ¿Y qué le vamos a hacer? Así somos...

miércoles, 26 de diciembre de 2012

Cuando pase el martes...

      
    Cuando pase el próximo martes, ya habremos pasado el primer día del 2013, ese año al que muchos creyeron que no llegaríamos... No festejo todas estas fechas, pero inevitablemente llega el momento de la reflexión y del "balance". Cursilerías, sí, pero la mente las siente necesarias. 

        Académicamente, no fue mi mejor año, cometí muchos errores, pero a pesar de la tentación, no cometí el peor de todos: rendirme. Lloré, pataleé, escribí... pero seguí adelante, y me puedo sentir orgullosa. Tuve un maravilloso grupo de práctica al que le dejé una parte de mí -solo así me explico esa sensación de pequeño vacío al dejar el liceo por última vez ese año-. Tuve mis mismas grandiosas compañeras, en especial a Majo, con quien pasamos mil y un cosas este año... ¡pero finalmente logramos el interinato! Así que dentro de todo, no estuvo taaaaan mal... Con todo, de lo negativo se aprenden lecciones a no repetir. 

       Tuve bastante trabajo... Entre el instituto de Inglés y finalmente la suplencia... Y ambas fueron muy gratas experiencias. En los dos lugares, fantásticos grupos humanos,de docentes, directivos y demás, todos trabajando hombro a hombro, como debe ser. Y los alumnos, que son la parte más enriquecedora, con todos sus problemas, allí sentados, haciendo algunos de tus días más sencillos y otros más difíciles, pero nunca haciéndote arrepentir de haber tomado el difícil camino de la docencia. Todo coronado por la graduación de mis pichones de octavo, que volarán con fuertes alas al First Certificate, a pesar de mis torturas con fonética y pronunciación... Diciendo todas esas cosas que nunca entendí cómo mi profesor de inglés podía decir... Así que también a él tengo que agradecerle por tanta paciencia, y por tantas frases "descabelladas" que poco a poco van adquiriendo sentido. Y más allá, en el tiempo y la distancia, a La Teacher, que no llegó a verme convertida en lo que soy, pero es una de las personas por quienes me esfuerzo, porque tengo que vivir a la altura de su ejemplo. 

       En la suplencia... Bueno, es otra historia... Fue una casualidad, y encontré mi rinconcito en el mundo. Creo que todos tenemos un rinconcito donde sentirnos útiles y necesarios, uno o varios... y hay que irlos descubriendo. El liceo 49 será, espero, por muchos años ese lugarcito especial para mí. Por eso agradezco a todos los que lo conforman por haber hecho de mi corta estancia una experiencia inolvidable. 

       En cuanto a lo personal... bueno, no fue sencillo. Hubo de todo... despedidas sumamente dolorosas, la anteposición del deber a los sentimientos... pero también aprendizaje. Aprender que no se puede estar "cojeando entre dos opiniones", sino que hay que atenerse a las consecuencias de las decisiones. Que no hay que juzgar a una persona por un hecho aislado, cuando se han compartido tantas cosas. Que hay relaciones que valen la pena por todo lo que te aportan y te hacen crecer como persona, aunque a veces resulten pesados o aburridos. Que el amor no es como los cuentos de hadas, aunque a veces empiecen como uno, y aunque lo deseáramos, pero no por eso deja de valer: es ahí cuando nos toca ensuciarnos las manos y pelearla por salir adelante. Y es ahí cuando disfrutamos de verdad. ¿De qué sirve ser una Cenicienta que, con un golpe de suerte, tiene todo servido en bandeja? (Ojo, no desprecio un golpe de suerte ;) ). A veces la vida nos exige más que eso. Sin embargo, en todos los ámbitos de la vida, no hay como disfrutar del producto de nuestro duro trabajo. 

       Pasa otro año lleno de toda clase de experiencias, de personas... tantos agradecimientos que no daría este espacio para hacer... No creo en los balances de fin de año porque creo que lo mejor sería que estos los hiciéramos cada día. La vida no es una experiencia a largo plazo; no sabemos cuándo puede terminar. Siempre deseamos lo mejor, pero no basta con desearlo, hay que hacerlo. Un balance no puede ser simplemente pensar qué hice y qué no hice, sino que debe aportar algo para mejorar. Así que... espero que los que lo hagan, encuentren en ellos algo productivo, y más allá de todo, que el 2013 sirva para seguir avanzando y mejorando, para ser la clase de persona que, interiormente, sabemos que debemos ser. Y a todos, ¡gracias por leer!

lunes, 15 de octubre de 2012

Un año sin ella...



Mi bisabuelo dijo una vez, en un verso, hablando de la muerte de un gran amigo suyo, "no sé cómo empezar, me cuesta tanto..." Y es que no estamos preparados para enfrentar la Muerte, ese gran enemigo, ese sinfín de preguntas que se pierden en el silencio y en la tristeza. Hubiera querido escribir esto en la fecha justa, el 12 de octubre, pero no pude por varias razones. La principal... no hubiera sabido qué escribir. Las palabras no son suficientes. Sin importar cuán rico sea el idioma, las palabras nunca son suficientes para contener tantas emociones.

El 12 de octubre de 2012 se cumplió un año de la muerte de Gimena Silvana Baz Seguí, mi prima adorada, mi hermanita menor de lejos... Una guerrera, a sus doce añitos (que hubieran sido trece solo unos días después). Pero como siempre digo, no me gusta demasiado usar este espacio para llorar mis penas, sino para tratar de aportar algo a ustedes, queridos lectores, y trataré de darle a esa princesa guerrera el espacio que merece, si es que en algún lugar existen las palabras y los espacios dignos de ella.

En septiembre del 2010 la llevaron al hospital, porque caminaba raro y le dolía mucho la cabeza, y estaba muy cansada. Habían dicho que probablemente fueran cosas del crecimiento. Pero lamentablemente, al día siguiente, con los resultados de la resonancia, supimos que eso no era así, y nos dieron la peor de las noticias: tenía un tumor en el tronco cerebral, no era operable y era mortal. Estaba soleado, recuerdo. El día transcurría con lentitud afuera y adentro del Hospital Americano. Mientras, nosotros llorábamos, nos preguntábamos por qué, no queríamos creer... Hacíamos llamadas... Y al verla, nos parecía increíble que estuviera enferema.

Operaciones que salieron bien, sorpresas... El coma. El espantoso coma. Ese durante el cual Mariana y yo entrábamos y te hablábamos sosteniéndote las manos, contándote cosas graciosas... Ese durante el cual las tías pasaban todas diciendo que eran tu abuela porque todas son iguales... Las eternas guardias en la sala de espera o en el piso frente al CTI infantil... Esas esperas donde me cuestioné la existencia de un Dios, donde me pregunté por qué hay tanta gente mala en el mundo que está sana y le va bien mientras vos, tan chiquitam tenías que pelear una guerra tan dura. Ese tiempo donde te prometí que cuando salieras iba a ir al hospital toda vestida de rosado... Te encantaba verme de rosado porque sabías que yo lo odiaba. Pero el día en que pude hacerlo fue el día más feliz que pueda recordar.

De ahí en adelante solo pudiste maravillarnos cada vez más. Aprendiste a respirar sola, a comer, a tomar agua... A hablar... Tu segunda primera palabra fue "papá". Cuando empezaste a hablar, pediste que te llevaran al baño porque no querías pañales, y querías ducharte. Siempre espontánea, te quejabas de los demás enfermos y mirabas tus comedias, comías papitas y coca cola. Aprendiste a caminar, hermosa, aunque no te parabas sola... Nunca me voy a olvidar de aquel día que fui a verte, cuando ya saliste del hospital, y antes de que te saludara, me dijiste: "mirá, me paro sola". Y era cierto... Te mantuviste en pie sola. Unos segundos, pero era el triunfo de tu voluntad, como siempre fue. Porque con tu voluntad venciste todos los pronósticos, porque volviste de la muerte para estar con nosotros un tiempo más y enseñarnos tanto...

Terminaste la escuela, con grandes notas como siempre, y entraste al liceo, orgullosa con tu uniforme del Saleciano. Hiciste amigos, te sacaste fotos, usaste Facebook... Y nunca publicaste nada negativo. Recuerdo cuánto me emocioné cuando un tiempo antes de perderte publicaste: "estoy viva". Estabas viva, a pesar de todo lo que nos habían dicho, un año después estabas viva, y nosotros orgullosos.

Pero la fantasía tenía que llegar a su fin. Y ese miércoles, cuando mi madre me mandó un mensaje avisándome... No recuerdo lo que pasó. Solo sé que cuando me di cuenta de lo que estaba haciendo, estaba adentro del ropero, al teléfono con mi novio, llorando a mares, repitiendo vez tras vez "Gime...". Tenía que estar allá, aunque nos separaran más de trescientos kilómetros. Tenía que estar ahí para abrazar a Mari, y para ver tu carita una vez más. Llovía mucho. Estaba convencida de que el Universo lloraba la pérdida de un ser tan mágico y especial como vos. Te vi, y supe que no eras vos, porque vos eras la activa, la risueña, la inquieta, la charlatana, la coqueta, bailarina, la que se sacaba fotos en cualquier parte, la cantante, la inventora... No eras ese ángel pálido, quieto... Y a la vez te vi dormir, sabiendo que ya no sufrías, sabiendo que cuando despiertes finalmente todo va a ser distinto y vas a volver a ser esa Gime.

No te hacés una idea de lo que sentí cuando te dejamos en ese tubular. No podía dormirme pensando en que era la primera vez que estabas sola fuera de casa. Es una estupidez, pero pensaba eso, te imaginaba sola en ese cajón, con la lluvia afuera, y lloraba, y no podía pensar en otra cosa. Al final me dormí, y al despertar, Mari estaba pegando los póster que tanto te gustaban en tu cuarto. En un momento pensé "¿para qué lo hace?", y me di cuenta de que cada uno afronta su dolor como lo siente, y si eso la ayudaba, entonces ahí tenía que estar. Terminamos de pegarlos y miramos la obra. Era como si estuvieras allí. Te hubiera gustado.

Al otro día, el sol brillaba radiante en el cielo. No pude evitar sonreir. Así eras vos: un día, la tormenta asolaba tu vida y nos entristecía a todos, pero al instante, con tu alegría y tu fuerza ahuyentabas las nubes y hacías frente a lo que fuera con una gran sonrisa. A veces los adultos nos creemos más por haber vivido más tiempo, pero es una gran mentira. En un año nos enseñaste más que lo que aprendimos en toda una vida. Y aunque desde que te fuiste a descansar un tiempo hay un gran vacío en el mundo que nadie jamás podrá llenar excepto vos, hay algo, un legado que nos hace salir adelante. Es lo que nos dejaste: saber que aunque todo esté en tu contra, no se pierde nada con luchar, con sacar una sonrisa de entre tantas lágrimas y luchar porque sea diferente. Quizás no podamos cambiar el final, pero sí tener un camino mejor. Nos demostraste que vale la pena aferrarse a la vida y luchar por ella, y que a veces no nos damos cuenta de lo afortunados que somos solamente por estar vivos. Personalmente, entiendo que te debo seguir luchando, porque de otro modo, sería injusto que vos te hubieras ido y yo no. No me puedo rendir porque vos nunca lo hiciste. Tengo que ser fuerte y luchar, para verte del otro lado, para encontrarnos cuando las cosas sean diferentes. Hasta ese entonces, tendremos que seguir peleando, y extrañándote.

Auf wiedersehen ("hasta que nos volvamos a ver"), pequeña guerrera, mi mimosa, Gimuchis... No dejo de pensar en vos. Te quiero...


domingo, 7 de octubre de 2012

Vivir con él


Soy depresiva. Desde que me lo diagnosticaron, pensé que lo que hacía de mi vida una pesadilla, lo que me convertía en mi peor enemiga era eso, la depresión. Pero hay algo mucho peor, mi fantasma, mi enemigo... mi enemigo no tiene rostro, pero si tiene nombre, y su nombre es Trastorno Obsesivo Compulsivo.

¿Cómo explicar un día con él? Porque a diferencia de cuando se tiene un enemigo de carne y hueso, no podés esquivarlo, tenés que llevarlo a cuestas todos los días. Tu condena es tener que vivir con él. Alguien escribió por ahí que ser obsesivo es como ser esclavo de tu propio cerebro, y no pudo tener más razón. Mi mente trabaja a mil por segundo, llenándome de ideas -casi nunca positivas, por cierto-, agotándome, dándome órdenes. Órdenes que si no cumplo, me castigan, me acechan. Por ejemplo, sumar matrículas de vehículos. Esos números me persiguen hasta que sumo esos cuatro dígitos hasta reducirlos a una cifra. Parece estúpido, pero es frustrante. Es frustrante tratar de sacar una idea de tu mente y que esta siga ahí, como clavada, robándote tiempo y energías.

Con todo, estos pensamientos no son los peores. La mezcla mortal depresión+TOC es fulminante. La necesidad de tener todo estructurado, ordenado, todo bajo control hasta extremos enfermizos hace que cualquier error de cálculo, cualquier resultado inesperado produzca un torbellino de ideas que te hace sentir el ser más ínfimo y despreciable de la Tierra. Un error, y te cuestionás tu existencia, pensás que no sirve de nada que te esfuerces porque siempre vas a ser un fracaso, no vas a poder salir de ese pozo, y que solo molestás, que la vida de los demás sería mucho mejor si no estuvieras. No importa qué tan irracional parezca esta idea en momentos de lucidez ni cuánto sepas que tenés personas que te aman y sufrirían si murieras... Solo está esa idea, esa vocecita en tu mente que te dice: "¿no te cansás de ser un fracaso?". Y no es ante errores como crear la bomba atómica y que la usen como arma de destrucción masiva... es una mala nota en un parcial, es haber dicho algo que no le cayó bien a alguien... Solamente eso, que algo no esté dentro de tus planes. A decir de mi psiquiatra, te mata la espontaneidad.

Vivir con él es un infierno. La medicación ayuda, pero no basta. Las personas con TOC necesitamos apoyo y comprensión. No es nuestra intención justificar nuestras actitudes con la enfermedad -al menos no es mi caso-; tenemos que aprender a vivir con él, enfrentar nuestros miedos. Recientemente en mi práctica tuve que dar una clase sin guion de ningún tipo, explorando mi espontaneidad porque yo sé que sé lo que tengo que decir y lo que tengo que preguntar... y a pesar del pánico de no poder seguir un plan, me di cuenta de que fue la mejor clase que di en mi vida, porque era libre, sin ataduras, solo vivía el momento... El TOC es algo real... Es verdad que hay mucha gente que finge cosas para llamar la atención, pero cuando se diagnostica, se identifica a un duro enemigo, y se declara una guerra. Una guerra no se vence con un solo soldado, sino con un ejército. A veces necesitamos quien nos recuerde tomar las pastillas, quien nos obligue a ir al médico (es frecuente dejar de ir o dejar la medicación cuando uno se siente mejor... GRAVE ERROR), pero sobre todo, alguien que nos quiera, que nos entienda y que no crea que nos lo estamos inventando. Créanme, nadie quisiera vivir esto innecesariamente. Necesitamos saber que somos personas valiosas: todos lo necesitamos, entonces ¡imagínense cuánto lo necesitan aquellos que todo el día tienen una voz adentro repitiéndoles que no valen nada y que su vida es un fracaso! No piensen nunca: "¿para qué se lo voy a decir si siempre me dice que le miento, o no me cree?". Este tipo de enfermedades son como esas torturas que consisten en meterle la cabeza abajo del agua a la persona, sacarla y repetir: por momentos nos da un respiro, un momento de lucidez en donde todas esas palabras hacen efecto. Las necesitamos, créanme.

Vivir con TOC, con depresión, como con cualquier enfermedad, es un guerra constante. No nos dejen solos.

Y aquellos que están en esa pelea, quiéranse y nunca, nunca dejen de luchar. Valemos mucho, aunque nuestra mente quiera engañarnos y convencernos de los contrario. Probémonos a nosotros mismos que podemos más que nuestra mente. No es fácil, pero la felicidad que viene es total. No luchen solos, apóyense en alguien, siempre hay alguien que nos quiere aunque no nos demos cuenta de ello. Crean en ustedes mismos, porque si no lo hacen, ¿quién lo hará?

lunes, 25 de junio de 2012

Vincerò


A riesgo de que se convierta en clichè de esta página, no me he sentido bien últimamente. No es fácil ir en contra de un sistema que funciona mal, donde parece que uno es idiota por querer hacer las cosas bien, y quienes se arriesgan a serlo, sufren el desprecio de todos y se quedan solos (en el sistema, sin apoyo de sus superiores).

Es difícil ser docente en un mundo donde la carrera está desprestigiada por montones y montones de payasos que no hacen bien su trabajo, o directamente no lo hacen, entre otros factores. Es horrible saber que a nadie le importa que uno se pase horas, días buscando material de calidad para trabajar con los muchachos, material que cubra los parámetros de la currícula y que además les sea útil, les aporte algo (ya que, como si no fuera todo suficientemente malo, hay padres que esperan que los profesores formen moralmente a sus hijos; y es que estoy convencida de que tenemos que ser referentes morales, pero de ahí a hacer en cinco horas semanales lo que ellos no han hecho en 12 o más años...). Que nadie te apoye en el trabajo de formar seres críticos y pensantes, y te tilden de vago o aprovechado porque hay algunos "profesores" que lo son.

Es difícil entrar al salón y "dejar tus problemas de la puerta para afuera". Eso no existe. Muchas veces hay que pararse firme con el corazón hecho trizas, pero tratando de demostrar que se puede y se debe salir adelante, aún cuando uno sigue buscando sus razones para creerlo. Nadie piensa en eso. Nadie entiende que uno tiene una vida afuera de su trabajo y que esta se ve afectada, y que son incontables las lágrimas y las horas de preocupación que se dejan atrás, pensando en lo terrible de la vida de los chicos, en que quizás uno no está  hecho para esto, que no se va poder, y que si se puede quizás no tenga sentido pues nada va a cambiar. Pensar en cuánto está sacrificando uno para recibir poco y nada.

Pero si sigo acá, y aunque odie admitirlo, es porque hay una parte en mí que sigue creyendo en que no importa si se logra o no, que uno no puede vivir la vida pensando en qué habría pasado sí... Los "What if...?" se los dejo a los comics de Marvel. No quiero que mi vida sea un what if. Creo en la docencia y, a veces a regañadientes, creo en mis alumnos. Creo en mis compañeros y colegas que realmente se merecen su título, porque trabajan para mantenerse a la altura cada día. Y todavía no creo del todo en mí, porque también sé que soy mi peor enemiga, pero estoy en la lucha por convertirme asimismo en mi  mejor aliada. Tengo que aprender a manejar las frustraciones y los fracasos (es muy fácil hablar de ello), y dejar un poco la negatividad. Tengo que aprender que después de cada noche, sin importar lo largo de ella, viene un amanecer. A veces más o menos luminoso, pero llega. Y en palabras de Puccini: "¡disípate, noche! ¡Al alba venceré!".

lunes, 11 de junio de 2012

Un lirio en el frío





Los lirios no se dan en invierno, o en épocas frías. Es más tienen que desarrollar un sistema para sobrevivir. Pero ayer, domingo 10 de junio de 2012, floreció el más bello lirio de todos.

Julieta, o Lily, como me gusta llamarla, por aliteración del sonido "li" del medio, por nombre musical que rompe con el "Juli", que no me gusta, y porque ese nombrecito significa "lirio" en inglés. Lo más importante es que Lily es mi hermana.

Y bueno, enana, llegaste... después de tanta espera, tantas ansias... algún que otro celo, a pesar de mi edad (hecho vergonzoso, lo sé)... después de tanto soñarte, pensarte, imaginarte... Finalmente hoy te sostuve en brazos y supe que nuestra vida juntas va a ser fabulosa.

Vamos, que desde que supe que venías te he imaginado en mil situaciones... Te imagino hasta en el día de mi boda, con Valentina, revoloteando alrededor de mi vestido de novia... O quedándote en casa y no dejándome dormir... Bueno, nos imagino a las tres en mil situaciones... Y todas son geniales, y todas son especiales a su manera.

Cada una de nosotras es especial a su manera, no te olvides de eso. No dejes que nadie te haga cambiar... porque si un lirio es capaz de brotar en invierno, será capaz de cualquier cosa.

¡Bienvenida, Lily! ¡Te queremos!

viernes, 6 de abril de 2012

Yendo y viniendo

"Someone told me long ago there's a calm before the storm,
i know; it's been comin' for some time..."
Como habrán visto, mi humor a ido variando mucho, reflejándose en las entradas de este espacio. A veces cuesta ser positiva, cuando se vive rodeado de mediocridad, tristeza, miseria... Cuando a veces las situaciones que a uno le toca enfrentar no son las esperadas (¿acaso a alguien le tocan las esperadas?).

También está la otra punta de la madeja... Hay muchas cosas positivas. Y a veces, lo que para unos es horrible e incómodo es precisamente lo que te hace sentir vivo. Como cuando salí del supermercado con mi pareja y nos encontramos con una lluvia torrencial, como la de nuestras dos primeras citas, enmarcando la vorágine de la ciudad. Y nos agarramos fuerte de la mano, y comimos los dulces ahí mismo, parados frente al súper, viendo las caras de frustración de algunos para quienes nuestras sonrisas deben de haber estado muy desubicadas.

Sé que probablemente en algunos días vuelvan a mí los pensamientos negativos contra los que lucho. También sé que, como frente a casi todo, tenemos más de una arista para considerar y al final, tal vez no sea tan malo como parece. No creo que todo sea cuestión de perspectiva... Pero por ahora, vivo en un constante ir y venir. A veces más malo y a veces mejor. Lo importante es eso, que vivo.

miércoles, 21 de marzo de 2012

Ironías de la vida


El otro día, mientras caminaba por Montevideo, viendo los patéticos carteles en pro de legalizar el aborto, pensaba en cómo puede ser que viva en un país horrorizado por la muerte de pacientes en manos de enfermeros, personas adultas, capaces de defenderse, con gente que aboga a su favor; pacientes que murieron por la inyección de aire y morfina, un caso que levantó mucha polvareda. Y que luego, ese mismo país pueda pensar en aprobar una ley que permitirá la muerte de miles de criaturas inocentes por medios que van desde el despedazamiento en la matriz hasta el arrancamiento de la placenta a mano limpia (véanse los medios utilizados en Rusia si creen que exagero).

No me malinterpreten, no apruebo para nada lo sucedido con esas pobres personas en los hospitales, lugares que se suponen deben significar bienestar y mejoramiento de la salud. Solo me parece irónico que esa misma sociedad pueda siquiera concebir la idea de asesinar criaturas indefensas solo porque son indeseadas. Sería lo mismo a que yo saliera con una ametralladora a matar a todas las personas que me molestan, es decir, una vida es una vida, ¿no?

A quienes aducen que es su cuerpo y tienen dercho, solamente digo que un bebé no es parte de su cuerpo, y que la elección que tienen es abrir o no las piernas. Sí, está el caso de las violaciones, pero se ha comprobado que el porcentaje de embarazos fruto de una violación es apenas del 1%. ¿Vale la pena legalizar el asesinato por un porcentaje tan bajo? En los países donde el aborto está legalizado, solo ha sido un elemento más para fomentar, no solo la idea de que no es necesario hacerse responsable por sus actos, sino también una herramienta de discriminación: gran parte de los fetos abortados son niñas o pequeños con síndorme de Down o alguna otra enfermedad que, con todo, pueden llevar adelante una vida dignísima, aunque quizás sea más trabajoso.

Sigo con la idea de que nadie es quién para decidir cuándo termina la vida de alguien. Si uno se cree suficientemente responsable como para mantener relaciones sexuales, también lo debería ser para mantener un hijo, que puede ser fruto de ellas. En resumen, yo, mujer intelectual, absolutamente a favor de la igualdad de oportunidades (no por medio de esa estupidez del lenguaje inclusivo, por favor, respaldo absolutamente a Ignacio Bosque), me declaro firmemente en contra del aborto y a favor de la vida. Los pobre pacientes muertos tienen a quienes aboguen por ellos. Estos niños, que son una vida desde la fecundación... ¿a quiénes tendrán, si sus propias madres quieren matarlos?

Solo deseo que se tome conciencia; lo deseo por esos niños que pueden llegar a mucho, lo deseo porque veo a mis hermanas Valentina y Julieta, y sueño con mi hija Liv, y no puedo pensar en la injusticia de negarle a un ser indefenso la posibilidad de llegar a conocer el mundo, que, aunque tiene cosas muy malas, tiene grandes cosas por descubrir. Y quizás, con suerte, sean ellos quienes vengan a salvarnos, a crear un futuro mejor. Por eso esta blogger y este espacio se declara EN CONTRA DEL ABORTO.

lunes, 19 de marzo de 2012

Roads



Rápida, pero sutilmente, el mundo va desdibujándose hasta adoptar los desdibujados trazos de un terrible sueño. Una pesadilla, un mundo de sombras.

Nuestro mundo es tan inmenso o tan diminuto como nosotros deseemos, y de la intensidad de la luz que lo inunde dependerá qué tan grande será nuestra sombra. Las hay perdidas en un paisaje tan oscuro que no son más que una irregularidad en la textura, un punto en la nada, un píxel de la imagen. Otras, rodeadas de una luminosidad tan enceguecedora, que se extienden perturbadoramente por sobre todo hacia donde avanzan.

Más allá... están aquellos como yo, apenas el reflejo de la luz de un ocaso que parece acercarse más y más a la profundida de la noche eterna, vagando, buscando el camino correcto sin importar a veces ser arrollados por las poderosas sobras enormes, o formar parte de las oscuras inmediaciones de los cabizbajos. Vagando sin encontrar nunca el camino hacia la luz, hacia aquel lugar donde las sombras no existen y todo está iluminado.

Vagando como las hojas de otoño, destinadas a entretener a algunos por su sinuoso bailotear hasta terminar alimentando alguna hoguera, proyectando más sombras pero quizás, con suerte, también destinadas, al menos por un instante, a quebrar la oscuridad con un haz de luz tibio y dorado.

Y me pregunto cuándo dejé de ser una niña que soñaba, que disfrutaba de un mundo a colores y no veía para sí más que logros, para dar paso a esa sombra crepuscular. Cuándo la magia de todo lo pequeño se volvió una triste pantomima formada por la melancolía de lo que pudo ser.

Quisiera saber si algún día dejaré de vagar, si encontraré mi camino hacia la luz o me convertiré yo misma en ese fuego. Lo importante no es la meta sino el camino, es verdad, pero... ¿qué hacer cuando no parece haber una senda para uno?

Este, mi mundo, ya no es donde quiero vivir.

martes, 28 de febrero de 2012

Decepciones

Es gracioso cómo, después de que diste todo por alguien, se dan cuenta de que ya no te necesitan, porque no les convenís o quizás porque no entrás en sus planes. No pensaba que la gente podía ser desechable. Just saying.


"And its so strange when you get just a little money
Your so called friends want to act just a little funny
They'll blame you

But I'm not the one that's here to blame
Its you my friend that's really changed
Its a shame, such a shame
Am I losin' once again

Why these things happen, Lord I don't understand
But Lord it can sure hurt a man
Why my friend won't take me as I am"
Lynyrd Skynyrd 

lunes, 27 de febrero de 2012

¡Abre tus ojos!


Dicen que siempre es peor para el que se queda que para el que se va. Y eso es una gran verdad. Recuerdo quedarme llorando al despedir a mi prima cuando volvía a Melo. ¿Quién no ha sentido eso?

Pero hay un aspecto donde esto es todavía más real: la muerte. El que muere, solo descansa. Los que quedamos atrás, sufrimos y tratamos de levantarnos de entre las cenizas y seguir adelante como ellos habrían querido.

Ahora bien, ¿qué sucede cuando las circunstancias de la vida hacen que uno decida partir antes de la fecha que "figura" en nuestro boleto vital? No creo ser la única que en algún momento pensó en suicidarse. Por suerte, nunca llegué a hacerlo. Lamentablemente, hay otros que sí lo han logrado.

Muchas veces fui de las que señaló con el dedo -hipócritamente, lo reconozco- a aquellos que lo hacían, esbozando argumentos del tipo "¡qué egoísta!" o "¡qué cobarde!". Francamente, ya no lo creo así.

Nadie en su sano juicio desea quitarse la vida. Vivimos en un mundo difícil, agobiante, afrontando dificultades que nos aplastan y nos patean las costillas cuando estamos en el suelo. No se desea morir, se desea poner fin a esa sensación de impotencia e indefención.

Ayuda. Cada intento, cada pensamiento es un grito de ayuda que no nos animamos a proferir. Con esto no pretendo hacer sentir culpable a nadie, ya que cómo ayudar a alguien de quien no sabemos el problema. Más bien, es un pedido a aquellos que alguna vez alberguen estos pensamientos para que se animen a pedir ayuda. Como sea, a familia, amigos, médicos... No por eso se es más débil, sino al contrario.

Este mundo se va a pique. No obstante, hay miles de cosas bellas todavía por ver: la paz de las gotas de lluvia golpeando la ventanilla de un ómnibus, la música, la familia, los amigos, los animales, la naturaleza... un atardecer en las aguas tranquilas de la playa, o una despampanante tormenta eléctrica. Vivimos tan dentro de nosotros mismos que no vemos lo hermosa que es la vida. ¡Abran los ojos!

A aquellos que lamentablemente han perdido la lucha contra sus propios pensamientos, y a sus familias, queda la esperanza del reencuentro en un mundo donde ya no habrá causa de dolor, donde todo será paz y felicidad. Ellos solo descansan; descansan de su agobio. Y sí, es más difícil para el que queda que para el que se va... pero depende del que se queda que ese sacrificio no sea en vano. Valoremos la vida y cada una de las pequeñas cosas que la componen. Recordemos a aquellos que ya no están con sus momentos más felices, y hagamos que sus memorias brillen siguiendo las sendas de sus buenos ejemplos. Ayudemos a construir un mejor mañana para los que queden cuando seamos nosotros los que nos vayamos. Solamente... vivamos. Vivamos cada día lo mejor posible. Y nunca olvidemos que, a pesar de todo, la vida es hermosa.

A Gabriela Méndez, y Elena Méndez y su familia
con muchísimo cariño,
deseándoles fuerzas para afrontar este trance
y recordándoles que a pesar de todo, vale la pena.

Mi abuelo


Ya pasaron nueve años desde que te fuiste a descansar por un tiempo. Creo que esta es la primera vez que me pongo a reflexionar en serio en todo. No quiero hablar de lo terrible de la noticia, o cómo me arrepiento hasta ahora de que mi único saludo de despedida fue con la mano y de lejos. Si lo hubiera sabido, que esa sería la última vez que te iba a ver, te hubiera llenado a besos y me habría quedado por horas escuchándote contarme tu vida.

Desearía haberte conocido más. Tenía 11 años cuando todo pasó. No sé si lo entendía muy bien, incluso cuando iba -y voy- al cementerio.

De las cosas que recuerdo de vos, son tu sonrisa inevitable, tu alegría a pesar de tu pierna discapacitada por la poliomielitis en la niñez, por lo cual usabas ese zapato que hacía un ruido gracioso al caminar. También recuerdo el esmero con el que siempre trabajaste en la carpintería, el ejemplo que fuiste para todos. Era como si no tuvieras ningún problema. Me acuerdo de cómo amabas el campo e ir a pescar, y cómo te escondía las mojarritas porque me daba lástima que las mataras. Y cómo no recordar tus asados, únicos. Hasta ahora no he encontrado ninguno que me guste como me gustaban los tuyos.

Me da ternura recordar cómo me defendías cuando la abuela me rezongaba, y le decías "dejala, mamá". Y ella se enojaba más. También los fines de semana, durmiendo entre ustedes dos, que nunca olvidaban darse la mano para dormir.

Es cierto que hay miles de cosas durante estos años que habría querido preguntarte y conocer, porque siempre supiste dar buenos consejos y ser amigo de todos, ayudar a todos aunque vos necesitaras ayuda primero. Pero a la vez creo que lo poco que vi de vos ya es un gran ejemplo, un ejemplo que quiero aplicar a mi vida, y cuando mañana tenga mis hijas conmigo, poder contarles el gran bisabuelo que tienen, aquel que tocaba el bandoneón y alegraba cualquier fiesta, el que comía chicharrones a escondidas de la abuela, pero por sobre todas las cosas, el que supo ser el abuelo más tierno, dulce y consentidor del mundo. El mejor padre para mi madre y un gran ejemplo de vida. Gracias por todo, abuelo querido. Y será hasta que nos volvamos a ver.

Te quiero mucho, como siempre.


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