lunes, 19 de julio de 2010

Y ellas, ¿a dónde van?



Hemos arribado a un punto en la historia de la Humanidad en el que prácticamente podemos hacerlo todo, y, mejor aún, este "todo" se logra con un solo clic, o simplemente con apretar un botón... y así.

De esta manera nos hemos solucionado muchas cosas. Algunos trámites que antes eran interminables, ahora al menos se han agilizado un poco, siendo posible para los usuarios imprimir recibos es sus casas, por ejemplo. También tenemos un panorama más claro de lo que nos rodea en lo que a noticias se refiere (por supuesto, con el riesgo de manipulación, aunque, ¿cuándo no se corre ese riesgo?). Podemos tomar medidas con más anterioridad, así como planificar vacaciones, buscar información y un amplio etcétera que dejo librado a la amplia imaginación del lector.

Ustedes ya estarán pensando en qué "pero" viene ahora. Bueno, antes del "pero", que conste que no estoy en contra del progreso, ni mucho menos. De hecho, sin él este blog no funcionaría; sería muy ingenuo de mí apresurar una opinión de esa índole.

Ya mencioné que gracias a los avances tenemos todo servido en grandes bandejas de códigos binarios e imágenes de colores brillantes y llamativas, ¡es genial! A esto se le suma que, si enviamos la palabra "compañero" al XXXX, vamos a encontrar al amor de nuestra vida, y si nos subscribimos a una página web, sólo con ese movimiento, vamos a perder 30 kilos y ganar un amigo británico llamado William... ¡Qué comodidad! Pero... ¿qué dejamos atrás en nuestro afán de comodidad?

En esta era avanzada, moderna, con innovaciones que deberían abrirnos la cabeza a mundos antes impensables... abundan cada vez más los seres autómatas, dependientes y deshumanizados...

En nuestro verdor social, tal como en las primaveras reales, están desapareciendo las mariposas. Las mariposas, seres que nos deslumbran con su sencilla pero insuperable, majestuosa belleza. Es apenas un bicho... pero un bicho que nos sorprende, y que podríamos quedarnos viendo, embobecidos, toda una tarde; un bicho que morimos por tocar con nuestras propias manos, para sentir un poquito de ese espíritu de ellas...

Ahora, ¿qué tienen que ver las mariposas?

Continuamente buscamos los más nuevo, lo más grande, lo más impresionante, lo más novedoso, creyendo que solamente así nos sentiremos realizados y felices... Y olvidamos cosas chiquitas, sencillas, que no cuestan nada y realzan el paisaje, como esos bichitos que revolotea(ba)n en primavera. Cosas como los modales (subestimamos demasiado el poder que tienen las palabras del estilo de "gracias", "por favor" y "perdón"), atenciones (¿cuánto tiempo de nuestra vida puede quitarnos abrir una puerta, parar un ascensor, ayudar a una mujer con el carrito del bebé...?), o simplemente sonreir, a nadie en particular sino a la vida en general. Está científicamente comprobado que la risa es buena para la salud, pero más que eso, ¡es buena para las relaciones con la gente!

Además... ¿cuánto tiempo pasamos con nuestros verdaderos amigos? Esos que conocimos en la escuela, aquellos con los que compartimos pila de cosas, que lo darían todo (o capaz que no) por nosotros. Ah, sí, es mucho más emocionante hablar con un perfecto desconocido.

Tiempo. Es eso, esa palabrita sencillita, lo que necesitamos. ¿Y qué locuras digo? ¿Agregar más horas al día? ¡NO! Digo sacarle horas a las cosas inútiles, a las cosas "grandes", y dedicárselas a aquellas que de verdad nos van a enriquecer. ¿Cuánto tiempo y energías, en lugar de gastar, invertiríamos? En lugar de dejar que una máquina viva por nosotros, podríamos arriesgarnos a vivir por nosotros mismos... Y darnos cuenta de que no es tan difícil como parece.

Las mariposas reales, en su mayoría, van camino a la extinción, gracias a nuestras acciones progresistas. No quiero pensar que las mariposas simbólicas correrán la misma suerte.

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