¿Qué se hace cuando se siente que se ha perdido el rumbo? Uno creía tener todo firme y dominado, todo en orden en ese mundo creado, diseñado y decorado a través de años, y de pronto, al mirar atrás, no hay nada. Simplemente, nada. Quizás, más que nada, es que no hay algo que pueda rescatarse, para servir de base de algo más grande...
Uno podría querer evadirse, no pensar, dejarse llevar, pero en la vida esa decisión es tan peligrosa como, tras haber perdido pie en el mar, dejar de nadar y quedar al arbitrio de las olas. No hay ninguna decisión que deje de ser tomada; si no somos nosotros los dueños de ellas, los responsables, siempre habrá quien lo sea, animado o no, simple fruto del azar. Entonces, en este punto, antes que cualquier opción debemos determinar algo más elemental: ¿tomaremos nosotros las riendas de nuestro destino, o seremos simplemente peones en este gran juego de ajedrez...?
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