Han sido un par de semanas complicadas. Este lunes, falleció un tío, y ayer, luego de una larga batalla contra una durísima enfermedad, el hermano mayor de mi ex-novio con el que mantengo una buena relación. No sé qué pensar. Quiero dormir, porque mañana tengo que trabajar, pero no puedo. Maldito TOC. Malditas ideas agolpándose en mi mente. Necesito descargarme.
Por algún tiempo sostuve la mentira más grande en la que se embandera un montón de gente: "la vida es hermosa". Cuack. Error, mistake, abort mission, Houston, tenemos un problema. La vida NO es hermosa. Que valga o no la pena vivirse, es otra cosa. El mundo está lleno de miserias, de tristeza, de muerte, de destrucción, de miles de cosas que nos enferman en todo aspecto. Sin embargo, seguimos aferrándonos a la vida casi obstinadamente. ¿Por qué ese instinto de supervivencia, esa pulsión de vida? Las cosas van de mal en peor y seguimos pensando en tener hijos, en dónde vamos a vivir y nos ponemos felices cuando nos cuentan que se agranda la familia. Soy creyente, y sé que este no era el plan, y no es el plan. La espera es difícil, y no obstante, no nos queremos rendir. Siempre se puede un poco más, aunque nos estemos desangrando. Y aunque nosotros querramos morirnos internamente, al menor tropezón del que está al lado nuestro, corremos a mentirle diciendo que la vida es genial, como queriendo convencernos de ello.
Quizás la vida sea como esas asquerosas pastillas enormes que te mandan cuando tenés angina, cuando la garganta duele mucho, y sabés que tenés que tragártela, que duele, que es horrible, y solo querrías arrancarte la garganta para no sentir más dolor. Pero a tu alrededor hay gente que te cuida, que te da la pastilla y te mira feo si no la tomás. La vida está hecha de momentos; me contradigo: no es ni buena ni mala, simplemente es. La clave está en ver a qué momentos les damos más importancia. Una vez más, "no sabemos lo que tenemos hasta que lo perdemos". Un corolario: o cuando estamos cerca de perderlo. Tal vez la damos por sentado; tal vez, en ese momento, en la cercanía del final del hilo, querés alejarte, estirarlo, cada uno por sus propias razones. Hoy por hoy, mis razones son dos: mis dos futuras hijas (no están en camino ni cerca, pero las imagino y las sueño). Y he ahí otra paradoja: despotrico contra el mundo y la vida, pero quiero que ellas nazcan, sientan el pelaje de un gatito, el olor a tierra mojada, el sol del otoño en sus caritas... que escuchen la lluvia en el techo de chapa, el canto de los pájaros, mi voz al cantar, las voces de sus abuelos, sus tías, sus "tíos del alma"... todas esas personas que me han mantenido con vida, lo cual permite que ellas vivan. ¡Qué paradoja! Pero la vida es una gran paradoja. Como sea, creo que la única manera en que la muerte tenga sentido, o mejor aún, que la permanencia tenga sentido, es siguiendo el camino de "no me rendiré tan fácil" que nos dejan los que van a reposar un tiempo. Tenemos que aferrarnos a esa obstinada pulsión de seguir con vida, aunque duela, aunque sea horrible. La vida es un 99% mala, con un 1% de cosas que hacen que valga la pena... Cada uno pensará en qué es su 1%, pero debe tenerlo. Y si no lo hacemos por nosotros, hagámoslo por quienes nos aman, vivos o descansando, porque todos debemos correr la carrera, y es mejor hacerlo de un modo que nos enorgullezca.
Muy humildemente dedicado a Sandro,
por ser un luchador,
y a su familia, deseándoles paz mental para seguir adelante