lunes, 11 de abril de 2011

El hilo

A veces pienso que los Antiguos no estaban tan errados. No creo en el destino, pero... la imagen de tres mujeres sobrenaturales desenrrollando hebras de hilo para cortarlas en un momento determinado... No deja de ser una figura romantiquísima.

Las Nornas nórdicas, las Moiras griegas o las Parcas romanas nos vigilan a todos. Hilando, midiendo y cortando. A veces, supongo, el hilo se les enrredará en uno de esos nudos imposibles, siendo necesario, para deshacerse de él, un tirón y un corte prematuro. Otras, ese mismo nudo de alguna manera logra desenrredarse y, al final, se soltó más hilo del que se creía.

Ya dije que no creo en el destino, al menos no en uno predefinido. Creo que todos los construimos con cada acción, cada decisión tomada, cada paso desde que aprendemos a andar hasta que morimos, cada suspiro, desde el primero hasta el último. Eso sí, como un hilo, nuestra existencia es finita. Cada instante de más es un regalo extra. Cada momento es una oportunidad, y está en nosotros el bien utilizarla. No sabemos cuándo ni cómo las filosas tijeras cortarán nuestra racha, por ende, no podemos agregar un solo segundo a nuestra existencia (claro está, además de evitar situaciones peligrosas). Lo que sí podemos hacer es que cada instante valga la pena.

"  Si nos espera el olvido, tratemos de no merecerlo" 
(Alejandro Dolina)

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