domingo, 22 de mayo de 2011

Salvedad


La razón que motiva esta entrada puede que sea algo tonta... Pero si hay algo más lindo que la felicidad, es poder compartir la felicidad de gente que uno quiere. Y esa felicidad es mayor cuando uno ve a sus amigos unir sus vidas a personas que los quieren y los hace felices... Últimamente, lo he sentido en varias oportunidades, y por eso lo agrupo aquí:

¡¡FELICIDADES, RUBIA, CLAU, JES, KATE!! Les deseo el mayor de los éxitos en esta nueva etapa.

Y en particular... Nanushka, qué enorme privilegio estar ahí este 12 de agosto, acompañándote en tu matrimonio...

¡Me siento exultante! Es maravilloso sentirse bien por la felicidad de otros, y más todavía, que te sientan digno de compartirla...

¿"Lenguaje inclusivo"?

"Outcasts and girls with ambitions, that is what I wanna see!" (P!nk - Stupid Girl)


Desde la Intendencia Municipal de Montevideo (órgano estatal dirigente de la capital uruguaya) se promulgó hace unos años un mandato que, para resumir, obligaba a que todo documento oficial que saliera de allí debía ser redactado utilizando el denominado "lenguaje inclusivo". ¿Qué es esto, dirán ustedes? Es, básicamente, no utilizar el masculino singular en su cualidad de término no marcado (es decir, con la capacidad de incluir a otros términos), sino extender las expresiones ad infinitum para incluir el femenino, por ejemplo, ciudadanos y ciudadanas, o utilizar palabras de significado totalizador, como "ciudadanía" en lugar de "ciudadanos".

Las feministas arguyen que "la lucha por el lenguaje inclusivo es la lucha por usar un lenguaje más justo, menos violento, esto es, un lenguaje que no sea utilizado contra nadie como arma de exclusión y opresión en la sociedad. Intentar ser sensibles a usar un lenguaje menos machista y masculinista neutralizando los usos del masculino singular al sustituirlos por otras expresiones o por la inclusión también del femenino singular es un gesto democrático y civilizado, fundamental, como dejar de usar expresiones que podrían herir a grupos que tradicionalmente han sido maltratados, por ejemplo, gente con una sexualidad o con rasgos físicos distintos a los del grupo dominante". Para muchos, este discurso es maravilloso, válido, el primer paso hacia un mundo ideal y todas esas estupideces que se dicen cuando alguien parece descubrir la pólvora. Soy estudiante del profesorado de Español, y en tal caracter, respaldándome en discusiones que he mantenido con mujeres inteligentes, y en infinito material teórico, siento que podría pasar horas argumentando en cuántas maneras distintas este pensamiento es válido como ideología pero totalmente injustificado desde el punto de vista lingüístico. Pero ya que estas señoras se sienten tan ofendidas (¡idioma malo, malo malo!), voy a tratar de aislarme de mi carrera y opinar desde mi realidad como mujer.


Igual, ahora que lo pienso, es difícil alejarme de la intelectualidad. De hecho, creo que casi todas las mujeres inteligentes con las que he hablado del tema opinan igual No creo que sea una casualidad que personas del sexo femenino letradas no se sientan discriminadas por la lengua. Ese sentimiento es a todas luces una prueba de la total ignorancia en la que vive la mayoría de la gente, y al no comprender lo que subyace a ciertos convencionalismos, lo sienten ofensivo, y pretenden bajarnos a todos a su mismo nivel. Es una idiotez asignar valor genérico a tal o cual terminación, o a tal o cual letra. Una idiotez tal como creer que "niño" es el contrario de "niña". Son dos objetos diferentes, y por tanto, hay diferencia de significado más allá del paralelismo de las estructuras. Claro, "niño" es masculino, pero no porque termine en . O si no, ¿por qué decimos "la mano", si termina en ? ¿Qué hay de femenino en la palabra "pared"? O, ¿qué hay de masculino en la palabra "sillón"? ¿Van a crear "la sillona" para emparejar, o van a quemar todos los sillones de su casa porque las discriminan, porque no hay un femenino? Señoras, están desperdiciando su tiempo. La discriminación no está arraigada en la lengua, y si lo estuviera, no culpen al idioma, porque este no apareció por generación espontánea. La lengua, desde una perspectiva sociolingüística, es una construcción social, y si se sienten discriminadas, por algo será. Tampoco veo que haya una lucha por progresar (querer cobrar por ser amas de casas no es precisamente lo que yo concibo como "progreso"). Aclaro que no me parece mal que haya amas de casa tratando de hacer valer el trabajo que cumplen. No obstante, ya nadie las obliga a ser amas de casa. Hay facultades, universidades, liceos, institutos, internet, bibliotecas. Progresar es hacer una nueva realidad del espíritu, es crecer, pero no buscando una remuneración o el reconocimiento de otros. ¿Se van a sentir mejor si dicen "ciudadanos y ciudadanas", mientras friegan el piso solamente porque es más fácil que salir a estudiar o a formarse para tener un trabajo más satisfactorio? ¿Van a sentirse más importantes si decimos "la presidenta" en vez de "la presidente" mientras tienen hijos solamente porque la sociedad vende, todavía hoy, de manera más sutil en las miradas reprochables de MUJERES, que una mujer no puede ser feliz sin marido e hijos? No hay nada de malo en ello si uno lo hace por opción. Aunque, cuando uno elige por una realidad que decepciona, y no hace nada por cambiarla, el error está en uno.

Amo el idioma, y acepto que cambie. Debe cambiar. El problema está cuando los cambios se dan por ideologías que son a todas luces un engaño. Dios nos proteja de la ignorancia y la estupidez que motiva las actitudes de ciertas partes de la sociedad. Alabemos a las mujeres que ejercen su feminismo haciendo algo mejor de ellas cada día, estudiando, o siendo amas de casa que leen y se informan. ¿Qué importa si decimos "presidente" o "presidenta", si seguimos siendo marionetas del sistema de turno? Entonces, todos los esfuerzos de hombres y mujeres que lucharon activamente por reivindicar a la mujer en la sociedad habrán sido en vano. Mientras luchan por un lenguaje no sexista, respaldan el machismo viendo programas que denigran a la mujer, como el tal Bailando por un sueño... ¿Les suena? Y eso es solo una de las expresiones que nos bombardean cada día, y las cosas que les transmitimos a las nuevas generaciones. No quieren ser machistas, pero ¿quién les enseña a los varones a serlo, cuando no les permiten lavar los platos, o los dejan llegar a casa más tarde que a sus hijas, o se horrorizan si quiere ser enfermero o estilista? Hipocresía, nada más. Yo no quiero eso. Ojalá ustedes tampoco. No pierdan tiempo, que el trabajo es mucho.

Fuentes:


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