jueves, 12 de noviembre de 2009

No se puede con él... tampoco sin él...



Hoy, por diversos motivos, me puse a reflexionar en el amor y en sus complejas implicancias.

Como si nunca lo hubiera hecho...


Quién no lo ha hecho.

Eso queda claro solamente con poner la palabra "amor" en un buscador de internet, como Google... "aproximadamente 57.500.000 de amor ", dice la pantallita, como si nada. No todos los sentimientos tienen tantas entradas, ¿no?

Pero el amor no entiende de números. No es esos pajaritos cantores y esas flores abiertas que nos quiere vender Hollywood, ni tampoco es ese ataúd cubierto de rosas negras que nos pintan frases del tipo de "love is dead". El amor es más que una persona a nuestro lado y nada más; es buscar un aliado para luchar cada día, simplemente por tener un motivo para seguir en eso. Es un sentimiento sublime por un ser tan imperfecto y mañoso como nosotros, no perfeccionándolo, sino simplemente aceptando y perdonando. Es reconocer los límites, de las dos partes, por mucho que duela romper al principio esa halo de omnipotencia (y muy probablemente omnisapiencia...) que rodea al enamoramiento. Es aprender a llorar, aprender a discutir, aprender a decepcionarte, aprender a aceptar que otro puede tener la razón, y a ceder cuando el otro no la tiene pero aún no es capaz de verlo. Es ver la vida desde los ojos de otro, de esa persona especial, no porque sea diferente, sino por el poder que tiene sobre nosotros... esa fuerza que nos da, el deseo de ser cada día mejor, de merecer, de tener más que ofrecer... Es el profundo conocimiento de uno mismo. Encontrar la llave de aquello que conocemos y de lo que no, para permitir que alguien nos ayude a entendernos... y viceversa.

El amor es... No sé.

¡Todo es tan subjetivo...!

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